Lunes 25 de marzo
Por fin hemos llegado. Tras los exhaustivos controles de seguridad en los aeropuertos, el paso nocturno por el check-point fuertemente vigilado que separa Cisjordania de Israel es sencillo: una barrera que se levanta sin preguntas pero con la luz interior del vehículo encendida para iluminar a sus ocupantes. Y, a pesar de la noche, no dejan de impresionar las sombras que proyecta el muro levantado por los israelíes.
Para el viajero occidental que llega a Ramala con una preconcebida imagen de Palestina como inmenso campo de refugiados, la ciudad sorprende por su bullicio, sus comercios, su actividad constructiva. De camino a la Fundación Barenboim Said, el trío Garnati nos explica que, en todas las ocasiones en las que han estado aquí, jamás han sentido inseguridad en esta capital administrativa de la Autoridad Nacional Palestina situada a apenas 15 kilómetros de Jerusalén y que cuenta con unos 65.000 habitantes.
A las puertas de la Fundación, se escuchan varios idiomas en los saludos del reencuentro de los músicos con amigos y colegas. Pero este lunes gana por goleada el español con acento andaluz: Alberto Martos, Tommaso Cogato (italiano residente en Sevilla) y Pablo Martos conocen hoy a Fuensanta, profesora de violín que lleva un año aquí, y Pablo Barragán, que enseña clarinete a los chavales palestinos.
El trío enseña sin descanso durante toda la mañana. A la hora de la comida en una shawarmería local, se une al grupo el violinista “Misha” Barenboim -el hijo del famoso director y fundador de la West-Eastern Divan Orchestra que da su nombre al cincuenta por ciento de la fundacion (el otro es Edward Said, el intelectual palestino fallecido en 2003)-. Nuestros esfuerzos para que nos enseñe el Stradivarius que lleva en la funda resultan vanos.
Los ensayos prosiguen después en el auditorio donde se celebrará el primer concierto: el auditorio Edward Said de la Palestinian Medical Relief Society.
A las 19 horas, previa entrevista del trío Garnati con un equipo de la televisión palestina, todo a punto: los músicos comienzan a desgranar notas de Sarasate, Ravel, Cassadó, Piazzola y Mendelssohn ante un público entregado pero no demasiado numeroso. Y, entre ese público, un espectador de excepción: Mustafá Barghouti, líder del partido Palestinian National Initiative y candidato a la presidencia de la Autoridad Nacional Palestina en 2005. Él nos regala estas palabras para definir el concierto: “Una isla de paz en la vida de los palestinos que representa el futuro”.
Otras de esas islas nos espera mañana en la pequeña localidad de Beit Reema.
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